Cómo perder los miedos internos

Todos sentimos miedo de vez en cuando y eso está bien. Si no experimentásemos miedo, no buscaríamos un refugio en caso de inundación o no abandonaríamos un edificio en llamas, por poner ejemplos extremos. El miedo nos salva la vida, pero, ¿qué sucede cuando ese miedo se descontrola y llega a ser quien nos pone en peligro o, sin ponernos tan alarmistas, nos bloquea y nos impide hacer lo que nos gusta? Vamos a ver cómo vencer los miedos internos, esos que tenemos en la mente ni sabemos por qué, pero que no tienen razón de ser, y también cómo gestionar nuestras emociones cuando aparecen miedos un poco más comprensibles, como puede ser si vamos a hablar en público.

Qué es el miedo

El miedo es una emoción primaria, algo con lo que nacemos y que nos ayuda a sobrevivir. En la naturaleza, cuando un animal nace y se cría careciendo de todo miedo, en cuanto dejar de estar al cuidado de sus padres o de su manada, perece.

Por tanto, debemos ver el miedo como un aliado y no como algo malo. Recuerda que cuando hablamos de una persona sin miedo no nos expresamos en sentido literal, sino que hacemos referencia a gente que es capaz de dominar sus miedos internos, incluso de mantener la calma en situaciones de peligro.

como superar los miedos internos

 

¿Por qué aparece?

El miedo aparece para disparar una serie de respuestas instantáneas en el organismo que nos preparan de inmediato para dos opciones: el enfrentamiento o la huida.
También sentimos miedos coherentes cuando estamos en situaciones potencialmente peligrosas, como podría ser atravesar un callejón oscuro, a solas, en una zona con altos índices de criminalidad o tener que cruzar un puente que se va cayendo a nuestros pies. ¿Quién no estaría al menos tenso ante tales situaciones? Son miedos reales, miedos lógicos.

Pero también existen los miedos irracionales, más conocidos como fobias, y otro tipo de miedos en los que nuestra mente y nuestro cuerpo reaccionan como si estuviésemos ante un peligro real para la supervivencia cuando las consecuencias en caso de salir todo mal no son tan terribles. Y volvemos al ejemplo de hablar en público o de hablar con el chico o la chica que te gusta y te da vergüenza que lo sepa.

En estos últimos ejemplos, lo peor que puede pasar no es tartamudear o sonrojarse, sino sentir una crisis de miedo o de angustia. Algo así como bloquearse y, para colmo, ponerse malo de verdad: sufres mareos, ganas de vomitar o experimentas síntomas con los que se pasa realmente mal. “¡Uf, vaya miedo pasé!”.

Una de las cosas que tienen en común todos los miedos es el alivio que se siente cuando la amenaza se va o si alguien se presenta para ayudarnos. Un bombero que irrumpe cuando se ha declarado un incendio en casa y estás en shock o la ambulancia que llega ante el posible infarto de tu abuelo parecen ser el principio de la salvación. De hecho, muchas veces lo son, o al menos son una esperanza real.

Sería estupendo poder contar con esos ángeles de la guarda cuando nos bloqueamos, sudamos y temblamos por una simple araña o ante el miedo a no superar un examen que tenemos preparadísimo. Por cierto, si te sucede esto de pasarlo fatal ante exámenes de materias que dominas, te invitamos a leer cómo superar el síndrome del impostor. Estaríamos hablando de un miedo muy particular, que se trata de manera un poco diferente a los miedos irracionales habituales y a esos miedos que se nos escapan de las manos, a pesar de ser conscientes de que la cosa no es para tanto, como se dice en lenguaje coloquial.

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¿Cómo trabajar el miedo con coaching?

¿Te imaginas ser tú mismo tu propio ángel de la guarda salvador cuando aparecen los miedos infundados? Eso es posible y así se trabaja el miedo. Al fin y al cabo, no siempre vas a poder disponer de un colega o un profesional al rescate y lo normal es desear hacer vida normal 24/7, ¿no?

Imagina que debes exponer un trabajo frente a tu clase o a varias clases y crees que no les caes muy bien. Tal vez el coaching no logre que no sientas un poco de inquietud antes de comenzar (entre nosotros, nos pasa a casi todos), pero sí te va a dar la seguridad de que no te vas a bloquear y vas a salir airoso de la experiencia. Porque suponemos que sí has preparado la exposición, ¿cierto? El milagro de darte un aprobado o una ovación sin preparación por tu parte no entra dentro de los objetivos. De hecho, no sabríamos cómo hacer esos milagros.

Volviendo a cómo trabajar los miedos con coaching para controlarles tú a ellos y no ellos a ti, hay varias escuelas o estrategias, aunque todas poseen puntos en común:

  • Hace falta identificar de dónde surge ese miedo. Puede ser una mala experiencia, a veces olvidada, o ser un miedo irracional. Tal vez el miedo aparezca porque estás viviendo circunstancias estresantes o se manifieste de esa manera.
    Cada origen del miedo, modifica un poco cómo continuar con el trabajo, si insistiríamos más en unos aspectos o en otros.
  • Se piensa en frío si el miedo es un miedo lógico o un miedo irracional. A veces, cuando alguien nos hace ver lo poco posible que es una cosa o que no tiene consecuencias catastróficas, de repente el miedo se va. ¡Cómo no lo habría pensado yo antes!
  • Se trabaja con ejercicios de aproximación y exposición a lo que nos causa miedo, siempre de manera controlada y paulatina. Si aprendes a mantenerte sereno ante miedos leves, te va a ser más fácil seguir calmado cuando antes surgirían miedos moderados, incluso crisis de angustia si ya eres un veterano en el autocontrol del miedo y la ansiedad.

Cómo perder los miedos internos en 5 pasos

  • Valora si tu reacción de miedo es o no desproporcionada. A veces necesitamos el punto de vista de alguien imparcial para saberlo.
  • Acepta que tienes uno o varios miedos, no pasa nada. No te culpes ni te avergüences.
  • Evita que el miedo te paralice con ejercicios de exposición controlada o con sesiones de autocoaching.
  • Realiza actividades que te ayuden a mantener a raya los niveles de estrés, por si tu miedo es una manifestación del mismo y porque siempre viene bien poder relajarse.
  • Si ves que solo no eres capaz de controlar esos miedos, ponte en contacto con nosotros para poder ayudarte.

Todos sentimos miedo de vez en cuando y no es malo. El miedo nos ayuda a sobrevivir. Pero hay miedos que no son aliados sino enemigos: los miedos internos y los miedos irracionales. Si deseas saber cómo perder los miedos internos, necesitas hacer una mirada introspectiva, solo o con la ayuda de un profesional, y comenzar una serie de ejercicios para mejorar la gestión de las emociones y aumentar tu confianza. Lo importante es llegar a conseguir que el miedo no te bloquee, y ese es un objetivo alcanzable.

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